La nectarina es una variante genética del melocotón, aunque de tamaño más pequeño y de piel lisa. Además las nectarinas tienen un sabor más intenso que el del melocotón. Una vez en el mercado hay que tener presente que las nectarinas tienen un alto contenido en azúcar, que no aumenta una vez que ha sido recolectada. Por ello tendremos que intentar hacernos con las nectarinas maduras y aromáticas.
También tendremos que fijarnos en el aspecto de la piel de la nectarina, inclinándonos por aquellas que la tengan lisa y brillante. Si al presionarlas un poco se muestran duras posiblemente no hayan madurado lo suficiente. Una vez en casa es recomendable tratar la nectarina con cuidado porque se dañan fácilmente. Las nectarinas a temperatura ambiente nos aguantaran varios días y varias semanas si guardamos las nectarinas en el frigorífico.
La nectarina está compuesta en su mayor parte por agua y los hidratos de carbono son el segundo nutriente mayoritario. Las nectarinas tienen un contenido en proteínas y lípidos muy bajo. En cuanto al azúcar, la nectarina presenta el doble que el melocotón con lo que en caso de diabetes hay que controlar su ingesta. Las vitaminas más destacables en su composición son la C, la provitamina A y la B3. Los minerales que podemos encontrar en esta fruta son el potasio, el magnesio y el fósforo.