La piña es una excelente fuente de vitamina C, yodo, magnesio, fósforo y calcio, útiles para la tiroides y las células nerviosas. La vitamina C aporta al organismo una protección frente a radicales libres (sustancias que atacan a las células sanas). La acumulación de radicales libres pueden ser los causantes de provocar ateroesclerosis y enfermedades cardíacas o diabetes. También ataques de asma, riesgo de desarrollar ciertos cánceres (como el cáncer de colon), etc. Los radicales libres también se ha demostrado que son los causantes de problemas asociados a osteoartritis y artritis reumatoide.
La vitamina C es el antioxidante soluble en agua más importante que el cuerpo utiliza en su lucha diaria contra las agresiones de microorganismos malignos, además de ayudar en el aprovechamiento del hierro y el calcio. Por supuesto, también es lo que mejor combate el resfriado común, la gripe y todas las enfermedades que vienen como consecuencia del frío. Refuerza el sistema inmune.
La piña también es una excelente fuente de manganeso, un mineral esencial para la producción energética de algunas enzimas. También tiene grandes cantidades de tiamina (vitamina B1), también muy importante para que estas enzimas produzcan esa energía. La piña también aporta hierro, azufre y potasio, que favorecen la actividad de las hormonas sexuales y ayudan a generar enzimas.
La piña es una de las frutas más importantes en mantener la buen salud de los ojos. Está demostrado que ayuda en casos de problemas oftálmicos producidos por la edad como la degeneración macular. Tres piezas de fruta al día ricas en antioxidantes rebajan el riesgo potencial de contraer esta debilitante enfermedad.