Granada

GranadaLas granadas se estima que tienen de tres a siete veces el valor antioxidante que el té verde. Los antioxidantes amortiguan los efectos del daño de los radicales libres a las células causado por la oxidación. La investigación también muestra que el consumo de semillas de granada y beber jugo de granada puede aumentar los niveles de oxígeno al corazón. Otros estudios revelan que, con el tiempo, las granadas podrían ayudar a combatir la disfunción eréctil.

Varias investigaciones clínicas demuestran que las granadas, cuando forman parte de una dieta saludable, pueden ayudar a prevenir enfermedades del corazón, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Estas son las vitaminas y las enzimas conocidas para mantener a lipoproteínas de baja densidad (LDL) o colesterol “malo” se oxide y que causan la aterosclerosis, o endurecimiento de las arterias. Las semillas de granada actúan muy parecido a la aspirina, tienen el potencial para diluir la sangre, aumentar el flujo de sangre al corazón, reduce la presión arterial.

Un nuevo estudio preliminar demuestra que los diabéticos que bebieron jugo de granada durante tres meses tenían un menor riesgo de arterosclerosis, el endurecimiento de las arterias. Los diabéticos están en mayor riesgo de arterosclerosis, que contribuye a la enfermedad de la arteria coronaria, los ataques cardiacos, los accidentes cerebrovasculares y otros problemas circulatorios.

Se han encontrado hasta diez compuestos naturales de la granada capaces de bloquear la aromatasa (enzima que convierte el andrógeno en estrógeno), que juega un papel muy importante en este tipo de tumores.

Beber un vaso diario de zumo de granada puede llegar a desacelerar el crecimiento del cáncer de próstata. En un pequeño estudio realizado en un pequeño grupo de hombres que tomaban esta bebida se demoró más la duplicación de los niveles de PSA en la sangre. PSA es una proteína que indica la presencia del cáncer de próstata.

Las granadas son una fuente de polifenoles. Todos comparten que estos antioxidantes aunque no bloquean las radiaciones UV, sí interfieren en la cascada de señales químicas que provocan cambios procancerosos en las células.