Lo más destacado en un primer momento son las pocas calorías que tienen, algo que se combina muy bien con su alto contenido en fibra, proteínas e hidratos de carbono. Precisamente gracias a su alto contenido en fibra se convierten en unos alimentos adecuados contra el estreñimiento. Además, son útiles en dietas de adelgazamiento porque ejercen un efecto claramente saciante.
Son una buena fuente de minerales, entre los que destacamos el magnesio, potasio, hierro y fósforo, y según algunos estudios se les atribuyen propiedades tanto antiinflamatorias como vasculares. Aunque son conocidas también porque en las digestiones pueden llegar a resultar pesadas, si las masticamos bien y no las comemos en exceso, esta cuestión quedaría solventada.
Eso sí, para aquellos personas que tengan un estómago delicado, recomendamos que sean consumidas en forma cocida o asada, antes que crudas.